8 de marzo de 2017

Cuéntame que hiciste ayer




Fernando de Szyszlo hace una declaración a la que habría que prestar atención “Ahora ya no combatimos a Stalin sino a la banalidad en la que vivimos” Al hacer esta aseveración se refiere principalmente al arte y a los vínculos que los seres humanos establecen entre sí. El amor y el sexo se han banalizado, vulgarizado, desprestigiado y como resultado el arte se ha vuelto también banal. Los sociólogos, escritores, filósofos de nuestra época coinciden en el mismo diagnóstico, es así como en general pronuncian una grave advertencia, no hay ideas, razonamientos relevantes, formación de ciudadanos conscientes para poder ejercer la democracia. Masas dominadas por el espectáculo y la propaganda advierte Andrés Sorel. Es el mundo líquido de Zygmunt Bauman. En este escenario de poblaciones adormecidas avanza, sin contratiempo, un nuevo fascismo sin que nada pareciera detenerlo. No importan los sedimentos para una vida digna, la libertad, el respeto, la responsabilidad; solo el impacto de la imagen, el cuerpo perfecto, el escenario de prestigio están constantemente invadiendo el pensamiento de seres apurados que no quieren ver o no les importa, lo que tienen a su lado. La cultura desplazada por el espectáculo (Saramago)

Si las experiencias no dejan huellas en la vida de nada sirven, no se conservan en la memoria, no transforman, no hay reflexión sobre ellas, es igual a que no haya pasado nada. Es lo que Walter Benjamín denominó “la crisis de la experiencia”  Es por ello que el contar es importante porque supone una reflexión sobre lo que ha sucedido. “Cuéntame que hiciste ayer” “nada” es la respuesta inmediata si no se han realizado actividades fuera de la rutina, de lo casero, lo sencillo. Solo catalogamos como digno de relatar lo extraordinario, los grandes acontecimientos. De allí la queja generalizada que se oye por las calles “aquí no pasa nada” de allí el tedio que nos embarga, el cansancio por habernos detenido solo a esperar que un solo acontecimiento suceda, es lo único que queremos y no importa cómo, eso sí que sea Ya. Mientras tanto los actores se desplazan por el mundo y el país con sus cámaras y equipos de video, grabando todo, posando. Como muy bien advierte Víctor Krebs perdemos ese contacto personal con la experiencia y con los otros seres con quienes tropezamos. Es este el verdadero significado de lo banal, que no nos toque lo más cercano.

Cuéntame que hiciste ayer… esas interacciones con los de casa es lo importante porque desde allí se desprende lo demás. Estar sumergidos en esos actos sencillos, prestarle la veneración que requiere acostar a un hijo, jugar, reír, cocinar, cantar, bailar, mirar la televisión, arreglar el jardín. Leer, escribir…. El mayor sufrimiento que padecemos es como esas costumbres nos fueron arrebatadas, la tranquilidad y el descanso alterado.  En esas intimidades encerradas en casa está sucediendo lo importante, las neveras vacías, los niños abandonados, los ancianos desasistidos y deprimidos. Las cuentas que no cuadran, las angustias calladas. Cuando esa intimidad es alterada, cuando nos despertamos con un cansancio y dolor en el alma, cuando tenemos que emprender una rutina que no interesa, cuando no se siente amor y el sexo es desapasionado, es allí cuando el infierno nos abraza. Así que quiero que me cuentes que hiciste ayer, para que te detengas a reflexionar sobre esos pequeños y grandes actos. En la batalla por la sobrevivencia está lo importante. En tus pequeñas rebeldías a las que no haces publicidad.

En esa sencilla reunión con los amigos donde la disposición es a pasarla bien, a contar recuerdos, a interesarse por los demás, acontece el milagro que puede llenar los días, evoca sonrisas durante un tiempo, despierta la ternura por la buena disposición y la generosidad. Solo por ello podemos estar agradecidos de tener a esos seres en nuestras vidas. Claude Javeau prestó atención a este aspecto de la vida tan fundamental y lo catalogó de la auténtica sociabilidad, la conquista incesante del presente. Los actos concretos en ambientes concretos. Lo que hiciste ayer no es banal, no tiene por qué ser rutinario ni aburrido si eres capaz de observar los pequeños resultados, la alegría de los que se sientan a tomarse una copa contigo al final del día. Las sábanas limpias, el olor del perfume, la cocina recogida. Lo sagrado que nos mantiene día a día. Cuando esto es tocado por los intrusos autoritarios es cuando una sociedad está herida de muerte y al asesino, quien también tiene la necesidad de refugiarse en una casa, no lo espera la amabilidad porque allí si transcurre la verdadera banalidad. La banalidad del mal (Arendt) Los que provocaron esta anomalía y acabaron con nuestra sociedad.

En lo que hiciste ayer está la generadora de las significaciones, de allí surge el arte, los relatos, las novelas, el cine y la pintura. En lo cotidiano está el lugar de la creación. El desorden y la maldad contaminaron la cotidianidad “como la mentira recorre toda verdad, la inmoralidad toda ética y el mito toda ciencia” (Javeau) Falta una dimensión a nuestra vida actual al quedarnos esperando un solo acontecimiento, descuidamos lo que hicimos ayer y así pasan nuestros días en el sufrimiento por las banalidades de los autores de hechos despiadados que se hicieron espectáculos e invadieron nuestros hogares. Cuidemos nuestros deseos y nuestros miedos en una casa que no pierda la estética del verdadero encuentro. Así que cuéntame que hiciste ayer a mí me interesa.


3 comentarios:

  1. Gracias Marina...necesito recuperar mis actos diarios y cotidianos , volver a verlos y sentirlos como lo que son: el centro de mi vida, lo que me genera felicidad y me acerca a mi verdadero ser y a los que amo. Lo demás es solo espectáculo.
    Gracias por ponerlo en palabras que me tocaron el alma

    ResponderEliminar
  2. Como no sale tu nombre no se quien eres, lástima. Muy agradecida por tan amable comentario. Abrazo

    ResponderEliminar
  3. UNA VERDAD IRREFUTABLE. PERDIMOS LA CONCIENCIA DE NOSOTROS MISMO

    ResponderEliminar